domingo, 29 de diciembre de 2013

Llamándote (Calling you)

Se despertó transpirado y acalorado en medio de la noche, había tenido un sobresalto, estaba mareado y no percibía bien la realidad, todo eso era culpa de su extraño sueño, que por segunda noche consecutiva se repetía, en él todo era muy extraño: era como si estuviera metido en otro cuerpo, en otra mente, sólo unos vanos recuerdos de vida se presentaban en forma de imágenes visibles, un ambiente pequeño, cerrado y oscuro, la falta de aire era notoria, y la desesperación que se sentía era muy grande, se oían gritos de mujer y se rasguñaban unas piedras…
Aquel sueño lo había dejado preocupado, todo en él se sentía tan real, estaba seguro de que aún podía oler aquel extraño hedor a humedad que sentía en su sueño, cansado y mareado revisó su despertador, eran pasadas las 3:00am, se dio cuenta de que aún le quedaban 5 horas más para dormir, y así lo hizo, se dio vuelta en la cama, tapó la luz del despertador digital con una toalla y reconcilió el sueño…
Pero no pasaron otras tres horas hasta que el sueño se repitió nuevamente, esta vez había también una voz femenina que pedía “ayuda” a gritos, y el olor a humedad era cada vez más intenso e insoportable. Al tener el sueño nuevamente el hombre se despertó repentinamente, sobresaltado, y terriblemente transpirado, le faltaba el aire, del mismo modo que en su sueño el aire no abundaba. Asustado por demás decidió levantarse de la cama y fue a darse una ducha.
Al salir del baño recibió el llamado de una mujer, se fue de su casa sabiendo exactamente lo que debía hacer.
En su auto, se dirigió hacia el hospital central de la ciudad, allí averiguó un nombre y se encaminó, acompañado de dos doctores hacia el cementerio. Una vez allí, se dirigió hacia un punto en especial, al verlo se quedó paralizado, el nombre que mencionaba la leyenda de la tumba era el mismo que le había dicho aquella excéntrica mujer por teléfono, la misma que le dijo: “Búscala y desentiérrala, es ella” antes de colgar. De inmediato envió a uno de los dotores a buscar al sereno del cementerio, mientras él, en compañía del otro doctor que lo acompañaba se puso a cavar con la pala que había traído, las pocas personas que estaban a su alrededor observaban atónitos, los miraban como si estuvieran locos, como profanadores, como ladrones de paz, los creían endemoniados. Y al mismo tiempo sentían mucho temor.
Pronto llegó el sereno, y el hombre, al grito de “¡Hay alguien enterrado con vida aquí!” logró convencer al sujeto de que desenterrasen el recientemente sepultado cadáver, la tierra aún estaba blanda y era fácil enterrar la pala en ella, pues aquel cuerpo no llevaba enterrado más de dos días y medio…
Media hora después, y rodeados de toda la gente que se encontraba en ese momento en el lugar, los cuatro hombres lograron sacar el féretro de la profundidad de la tierra en que estaba sumergido, a golpes de pala lo abrieron, y al hacerlo se sorprendieron, al mismo tiempo que muchos se asustaron y otros varios sólo atinaron a quebrar en llanto. Dentro del ataúd yacía un cuerpo, ¿muerto?, la parte interior superior, del lado de la tapa, estaba rasgado… Sin dudas, la persona que estaba adentro, Paula Soriano, había sido enterrada viva dos días atrás, y al verse dentro del cajón, había tenido como única reacción intentar abrir el ataúd desde adentro, seguramente, de una manera desesperada…
Al instante, los médicos intentaron reanimar el cuerpo de la pobre infeliz, pero parecía ser inútil…
Fue entonces cuando el hombre, artífice del escalofriante hallazgo, se acercó a la mujer y lloró sobre su cuerpo murmurando: “Si hubiera sabido tal vez… Eras vos, la de mi sueño, la mujer en el teléfono menciono tu nombre, eras vos, la que fue atendida en el hospital hace dos días por sufrir un accidente de tránsito, yo quisiera, desearía poder regresar el tiempo atrás y salvarte…”
Entonces el cuerpo de la mujer comenzó a tomar, color y revivió con un tosido, que se volvió a repetir dos o tres veces, lo primero que hizo fue mirar al hombre a los ojos y decirle: “Gracias, muchas gracias”.

Los médicos se adueñaron del lugar y lograron reanimarla por completo, poco tiempo después corroboraron que ella había estado muerta durante unos minutos, y que había sido enterrada viva, sufría catalepsia, quedó en terapia durante los primeros días y salió dada de alta al cuarto, lo primero que hizo al salir fue ir a visitar al hombre que le había salvado la vida, un tal Carlos García, él le contó que había soñado con ella y con su situación, y el día en que la salvó había recibido un llamado de una señora (luego supo que era médium) quién le decía que sus sueños eran parte de la realidad, eran sucesos que estaban ocurriendo, y que debía ir en busca de una tal Paula Soriano, y así lo hizo. También le comentó que su esposa había muerto unos años atrás, pero que, cuando la desenterraron por un tema particular, descubrieron que había sido enterrada viva, ya que, al igual que Paula, había intentado abrir el féretro desde adentro, atinando, sólo a rasguñar la parte interior del maldito ataúd.

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